Comienza exfoliando la piel para evitar que el producto aplique el color en células muertas. A continuación, hidrata las zonas secas, como los tobillos, los pies, las rodillas, los codos, las muñecas o las palmas, para evitar que se impregnen de demasiado color. No olvides ponerte guantes para evitar que las manos se pigmenten durante el proceso. En caso de piel seca, ve aplicando el autobronceador zona a zona mediante movimientos verticales suaves y largos, hasta conseguir un resultado liso y uniforme.